Construido en el siglo XV bajo el mando del emperador Pachacuti, Machu Picchu sirvió a la vez como hacienda real y como centro religioso. Los incas no dejaron registros escritos, pero sus templos cuentan la historia de una civilización que combinaba las necesidades prácticas de la agricultura con el culto cósmico. Redescubiertos en 1911 por el explorador Hiram Bingham, estos templos siguen siendo una de las mayores ventanas de la arqueología a la espiritualidad andina.